¿Qué pensarías si un corredor de bolsa con experiencia en su puesto, recibiendo la “seguridad” y los “beneficios” de un empleo “estable”, con años de antigüedad y con un sueldo seguro a fin de mes, decidiera renunciar para salir a vender sándwiches hechos por él mismo en las calles de la ciudad? Una locura ¿verdad?, pero gracias a Dios, los locos como Tim Roupell existen.
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