DE CORREDOR DE BOLSA A VENDEDOR DE SÁNDWICHES MILLONARIO

De corredor de bolsa a vendedor de sándwiches millonario.

¿Qué pensarías si un corredor de bolsa con experiencia en su puesto, recibiendo la “seguridad” y los “beneficios” de un empleo “estable”, con años de antigüedad y con un sueldo seguro a fin de mes, decidiera renunciar para salir a vender sándwiches hechos por él mismo en las calles de la ciudad? Una locura ¿verdad?, pero gracias a Dios, los locos como Tim Roupell existen.

Mira su osada historia…

Tim Roupell, es una persona que con espíritu emprendedor y mucho coraje, dejó de “jugar a lo seguro” y logró hacerse millonario.

 Tim trabajaba como corredor de bolsa en una empresa de Londres. Después de diez años trabajando en el mismo rubro, ya estaba cansado y desmotivado por su rutina de oficina, no quería saber nada de seguir trabajando de lo mismo y tenía fuertes deseos de comenzar un emprendimiento propio. Su preocupación era que no tenía experiencia en ningún otro rubro, sin embargo su sueño no lo abandonaba y pensaba constantemente de qué forma podría lograrlo.

Cierta vez Tim se dio cuenta que por la zona donde él trabajaba era muy difícil, por no decir imposible, encontrar un simple sándwich con buenos ingredientes. Los oficinistas en sus horarios de almuerzo no contaban con esa posibilidad y tenían que recurrir a otras opciones.

Conectó una necesidad con una solución y fue así como se le ocurrió su emprendimiento.

Pensó que sería muy buena idea comenzar a hacer sándwiches de buena calidad para venderlos a los oficinistas y trabajadores de la zona. Su idea no sonaba a gran cosa, pero su deseo de dejar su actual empleo era tal, que hizo caso a su instinto aunque solo veía el horizonte de su “gran negocio”, desde lejos.

Con 31 años decidió llevar adelante su proyecto. Renunció a su trabajo e invirtió menos de $1600 dólares en comprar una máquina para cortar fiambres, unas canastas y algunas otras cosas necesarias para iniciar. Un amigo le prestó el sótano de su local para que pudiera empezar su emprendimiento.

El mismo Tim Roupell cuenta que el primer día de trabajo, estaba listo para iniciar su jornada antes de las cinco de la mañana, quería llegar al sótano lo más temprano posible y empezar a fabricar sus sándwiches. Recuerda que ese día vendió unos treinta sándwiches a los oficinistas. Así fue como en 1986 la compañía “Daily Bread” (Pan diario) comenzaba a tomar forma.

Durante el primer año de trabajo, Tim logró emplear a cinco personas y su negocio comenzó a crecer progresivamente. Pero al noveno año las cosas comenzaron a desmoronarse y empezó a perder bastante dinero. Una crisis económica le hizo perder al mismo tiempo a dos empresas que empleaban a sus mejores clientes. Se sentía desbastado, tanto esfuerzo en construir su negocio para ver cómo ahora, a sus 40 años y con tres hijos, la crisis golpeaba a su puerta.

“Pensé que se terminaba todo, estuve a un paso de rendirme.
La línea que separa al éxito del fracaso es muy fina.”

Si bien se sentía al borde del abismo y no sabía cómo repuntar, tenía la certeza de no querer volver a trabajar para otra persona. Fue en medio de esa crisis que un día recibe un pedido importante de una prestigiosa empresa de catering. Tim Roupell reconoce que ese pedido marcó un nuevo rumbo. Pensó que su negocio remontaría y se expandiría mucho más si comenzara a vender al por mayor. Apuntaría a otro público y armaría pedidos por cantidades mayores, que en definitiva le sería más sencillo que distribuir los sándwiches de a uno y en muchos lugares a la vez.

Así fue cómo Daily Bread comenzó a posicionarse como uno de los proveedores más reconocidos para empresas de catering, eventos, centros deportivos, etc.; llegando incluso a ser nombrado “proveedor oficial del Palacio Real de Inglaterra”.

Aquel hombre que comenzó sin grandes sumas de dinero, sin experiencia y sin conocimientos profesionales de catering, vendió su negocio en el año 2008, con una facturación anual de más de $22.000.000 de dólares americanos y más de 200 empleados. Hoy en día se dedica a asesorar a jóvenes emprendedores y a pequeñas y medianas empresas.

Recordando todo su esfuerzo y el camino transitado, Tim dijo:

“En los momentos más difíciles, tuve que recordar varias veces la frase que dice:
Si te sientes mareado, mira hacia el horizonte.
Y eso fue lo que hice, me mantuve mirando hacia adelante,
enfocado hacia el horizonte de mi proyecto.”

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En Padre Rico Padre Pobre, Kiyosaki enumera unas “12 cosas para hacer y ser más astuto”, y una de esas cosas es el encontrar primeramente a los compradores, luego a los vendedores y unir las dos partes, o bien puede ser encontrar una necesidad, y fabricar el producto o servicio que cubra esa demanda, como es el caso de esta historia de éxito.

Otro aspecto de este relato que se une a la filosofía de Kiyosaki es que “la crisis, genera oportunidades”. Tim se dio cuenta que el negocio estaba en las ventas mayoristas cuando estuvo inmerso en una crisis financiera. Esa crisis lo obligó a estar alerta a nuevas oportunidades, y cuando vió una, la supo aprovechar.

Es algo muy típico querer encontrar “la idea del millón”, y los seres humanos solemos ser un poco rebuscados cuando pensamos en esto. Creemos que si no somos chef, no podemos hacer un gran negocio relacionado con la comida, o pensamos que como hacer un sándwich es algo trivial, no se puede transformar eso en un negocio a gran escala. Pero nos olvidamos de que el verdadero negocio, muchas veces está más volcado al emprendedor y al proceso mismo que el emprendedor vive. Ese camino de prueba y error sumado a la persistencia, es lo que determinó en gran parte, que esta historia terminara en un éxito.

Por lo tanto, busca una idea simple y analiza el proceso para convertir esa idea en un negocio millonario. No me sorprendería para nada que lo lograras.   

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Te dejo mis saludos,
Martín Omar