Un día como tantos otros, Gastón Frydlewski reparó en un detalle de su vida cotidiana: “Con el paso de los años, todo había evolucionado en el calzado, menos los cordones”.
Era un pensamiento muy trivial, como tantos otros que le arrojaba su mente creativa, sencillamente era algo que le resultaba curioso. ¿Qué sentido tenía gastar ideas en algo tan banal y sin sentido?, después de todo, si grandes marcas no lo habían hecho, a él seguramente no se le ocurriría nada nuevo.
Se ve que su cerebro pensaba de una forma distinta, porque se mantuvo trabajando en brindarle una respuesta a su primera inquietud, y llegó ese gran momento cuando la mente se atreve a desafiar un viejo paradigma, dándonos la salida al enigma en la misma pregunta: “¿qué tal si los cordones evolucionaran al punto de que no se necesite desatarlos?”
Bajo este concepto comenzó a evaluar la posibilidad de desarrollar un prototipo de unos “cordones flexibles”. Como se dice en los círculos de inventores: “Una idea no es un invento” y para lograr ese pasaje de idea a invento, necesitaba algo de dinero que no poseía.
Su madre fue quién lo ayudó prestándole el primer capital para el prototipo, algo más de U$$1.600 dólares, dinero con el que pudo tener su primer producto terminado, que bautizó bajo el nombre de “Hickies”.
Con gran entusiasmo, Gastón comenzó las averiguaciones para patentar su invento antes de ofrecerlo a la venta, era una acción muy inteligente de su parte, pero cuando se enteró del costo que tenía redactar el papelerío necesario por medio de abogados, su entusiasmo cambió bruscamente. Necesitaba conseguir de U$$15.000 a U$$20.000 dólares y apenas había conseguido unos U$$1.600 prestados de su madre para el prototipo, definitivamente, no podía pagar esa suma de dinero.
Si las cosas no salen bien desde el principio, es muy frustrante no poder seguir adelante con un proyecto, pero suena más frustrante aun cuando todo viene saliendo muy bien y por temas de dinero no se puede avanzar.
“Una barrera de tal magnitud se rompe con una combinación explosiva:
Deseo ardiente + Creatividad”.
Tomo una decisión que para cualquiera podría sonar a locura, pero su deseo de avanzar era más grande que cualquier impedimento y lo hizo… comenzó a estudiar todas las leyes de propiedad intelectual para poder redactar él mismo el documento que debería presentar. No suena tan complicado decirlo, pero todo el proceso desde su primera inquietud hasta conseguir la patente, le demandó 8 años.
Después de 8 largos años, se encontraba nuevamente con el mismo problema que tuvo desde el principio: no tenía dinero para fabricar el producto, pero esta vez, ya conocía la eficacia de la fórmula explosiva: Deseo ardiente + creatividad.
La teoría de su nueva idea era simple: necesitaba recibir el dinero de sus primeras ventas, antes de entregar el producto, y con ese dinero podría fabricarlo. Una vez más, necesitaba financiación a costo cero.
Así fue como presentó su proyecto en una página en internet (Kickstarter) que une a personas que tienen un proyecto, con personas a las que les interesa financiarlo a cambio de recibir el producto luego de que esté fabricado, o recompensas similares.
El monto mínimo que necesitaba recaudar era de U$$25.000 dólares,
y en el transcurso de 45 días, recaudó U$$159.000 dólares.
Parecía que su “suerte financiera” al fin comenzaba a revertirse, el trabajo de 8 años comenzaba a dar sus primeros frutos y esto lo terminó de confirmar, cuando luego de conseguir la financiación, en menos de 3 meses facturó U$$1.400.000 dólares, realizando ventas en varios países como Estados Unidos, Japón, Corea, Colombia, Venezuela y Panamá.
Coincido plenamente con el concepto de que una idea no es un invento, pero este artículo nos demuestra que una idea extremadamente simple, puede llegar a convertirse en un gran negocio, siempre y cuando exista ese deseo ardiente y esa creatividad que necesita poseer el emprendedor. Todo lo demás, está en segundo plano, inclusive, el dinero.
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Te dejo un cordial saludo,
Martín Omar
Muy interesante este historia del emprendedor nada es imposible si se propone ….mira firmente hacia la dirección donde quiere ir .
La verdad, muy inspirador más cuando uno tiene una idea rebotando en la cabeza y no sabe que hacer pero está en la misma, sin dinero ni nada. muchas gracias!
Hola Martin… quisiera comunicarme por privado
Hola Ivana, podés responder al email que te avisó de esta respuesta, eso llega directo a mi correo.
Saludos,
Martín Omar.
Hola Martin muchas gracias por el articulo,dese hace 3 anos estoy realizando un projecto,y ya lo tengo debiamente patentado aqui en estados unidos.
yo les manifiesto a estos emprendedores que primero que solo la idea no es suficiente,hay que tener el prototipo para que sea mas viable,y si pueden ,viajen a los Estados Unidos y saquen la patente aqui. hay muchas oficinas de patentes en Miami Fl. y hablan espanol.este pais tiene el mercado mas grande de todo tipo,y la propiedad intelectual es bien protegida.ademas lo pueden hacer online.