Las excusas no son amigas de los emprendedores, y la edad no es un impedimento para comenzar un negocio, como lo demuestran los casos de estos niños que debido a su imaginación, capacidad creativa y entusiasmo, lograron desarrollar productos novedosos de gran éxito comercial, convirtiéndose en grandes emprendedores y en ejemplo para muchos adultos.
Una simple chapita de gaseosa y una visión de negocio
Maddie Bradshaw, una pequeña niña de tan solo 10 años de edad, logró inventar un producto original que se convirtió en el furor de muchísimos adolescentes y niños. Maddie asistía diariamente a su escuela en Dallas, estado de Texas (EE.UU) y un día advirtió lo aburrido que se veía su casillero escolar, ese reducido espacio de metal que todos los estudiantes poseen para guardar libros, cuadernos, etc. que les evita tener que transportarlos y cargar con todos ellos de un lado al otro.
Decidió entonces decorar ese desanimado casillero de una manera ingeniosa, tomó una chapita de botella (tapita) y dentro de ella hizo un dibujo abstracto y luego la unió a un imán. Pronto se le ocurrieron más diseños y los fue colocando a todos en su casillero escolar. Sus compañeras de la escuela, sorprendidas con la novedad, empezaron a encargarle muchísimos diseños, y comenzó a vender todas las chapitas decorativas que hacía.
Al poco tiempo Maddie tuvo la corazonada de que si hiciera collares con la misma técnica, seguramente también gustarían. Se le ocurrió hacer un collar utilizando una técnica similar a la inicial, con la ventaja de que las chapitas se podrían reemplazar en el mismo collar cuantas veces se quisiera, de esta forma se podría cambiar de diseño regularmente y hasta se podrían intercambiar con las chapitas que tuvieran otros chicos.
Maddie Bradshaw decidió entusiasmada juntar algo de dinero que tenía de ahorros y pedirle a su madre para comprar algunos elementos que necesitaba; su tío también colaboró consiguiéndole muchas chapitas y así fue cómo comenzó la producción de Snap Caps, nombre con el que distinguió su producto.
Una juguetería local, accedió a comprarle una pequeña tanda y como todos sus collares se vendieron en el mismo día, rápidamente recibió nuevos encargos, pero esta vez, era para abastecer a todas las sucursales de la misma juguetería.
Junto con su madre y su pequeña hermana, se pusieron manos a la obra y en poco menos de cuatro años, tenían casi 50 empleados fabricando collares, pulseras y adornos con las chapitas intercambiables, distribuyendo sus productos en muchísimos comercios.
Su éxito llamó la atención de todas las noticias, por lo que su producto cada vez se hizo más popular y finalmente la familia Bradshaw hizo un acuerdo de sociedad con 3 reconocidos inversionistas que han dado a la familia consejos invaluables logrando expandir su empresa de manera globalizada y obteniendo ganancias superiores a un millón de dólares.
Ayudando a otros niños a no tenerle miedo a las agujas
Otro caso es el de Brandon Whale, que con tan sólo 9 años de edad inventó la Needle Beetle (Aguja escarabajo) que consiste en un estuche o funda con forma de ecarabajo que a modo de juguete esconde una jeringa, evitando que los niños se asusten a la hora de aplicares una inyección.
Luego de asistir a un hospital, Brandon se dio cuenta que la mayoría de los chicos suelen estallar en llanto a la hora de aplicarles una vacuna o extraerles sangre, por lo que pensó que si en lugar de una aguja vieran un juguete que los divirtiera y los distrajera, aquella situación resultaría menos estresante y además facilitaría el trabajo de las enfermeras.
A su vez, ese escarabajo podía darse como regalo a todos los niños luego de aplicada la inyección, para que se lo llevaran a sus casas.
Su producto ganó un concurso y comenzó a ser fabricado por Mattel para ser distribuido en varios Hospitales. Brandon realizó además de este, otros inventos y se convirtió en miembro de la Galería Nacional de Jóvenes Inventores de Estados Unidos.
Un emprendedor serial de 9 años
Henry Patterson es conocido como “El empresario más joven del mundo”, aunque yo creo que el título de emprendedor serial también le va muy bien.
Con menos de 10 años ha logrado montar 3 negocios. Su padre es quien lo motiva para hacerlo y Henry a pesar de divertirse, se toma realmente en serio esto de crear empresas.
Su primer emprendimiento consistió en vender bolsas con estiércol. Siguiendo con la temática de las ventas, se pasó al campo online vendiendo por la famosa página de internet eBay distintos artículos usados.
Con la experiencia recaudada en sus dos proyectos anteriores, y siguiendo la línea del segundo, inició su tercer negocio de venta de dulces por internet, a los que les dio el nombre de “No antes del té”. Henry nos da una clase de mercadotecnia resumida en una frase, cuando refiriéndose a los productos que vende menciona:
“Nadie conoce mejor los gustos de los niños, que un niño”.
Pero Henry no solo da clases de mercadeo, también de finanzas y ventas. Es todo un experto en planillas de cálculos y planes de negocios.
Como proyecto a futuro, tiene pensado llevar adelante una película con los personajes que él mismo inventó para su tienda de dulces, y por supuesto, escribirá sus propios guiones.
“Comencé a tener ideas de negocios antes de los 6 años”.
Los niños también quieren tener su propia casa
¿Has notado que a veces cuando le hacen un regalo a un niño, termina jugando más con la caja que lo contenía que con el regalo? Ese es el momento en que los padres dicen:
“¿Para qué gasté tanto dinero si juega más con la caja que con el juguete?”
Ana Tselevich, notó lo mismo que los niños, muchas cajas son más divertidas que los juguetes que eligen los adultos. Se dio cuenta de esto cuando sus padres compraron una heladera (nevera) y ella se armó una casita de juegos con la caja en donde venía embalada y pasó días decorándola.
Este asalto creativo que tuvo a los 4 años, evolucionó 8 años después en Box-o-Manía, su empresa. El producto estrella consiste en una casita para niños que ellos mismos pueden armar, por estar fabricada con un plástico corrugado muy liviano.
La imaginación de Ana, no solo se ve plasmada en la creación base de su producto, sino también en los diseños decorativos, algo que ella supervisa muy de cerca.
Un centro de diversión para niños, hecho de cartón
El caso de Caine Monroy es uno de los más conmovedores.
Luego de ver a su papá muy triste por haber perdido su negocio, decidió ayudarlo creando él mismo un centro de diversiones para niños.
Sus recursos eran un tanto escasos pero eso no le fue un problema, decidió construir absolutamente todas las instalaciones y los juegos con cartón y los premios eran sus propios juguetes usados.
Particularmente esta es la historia que más me llega al corazón, porque Caine siempre tiene para ofrecer una gran sonrisa y unos ojos brillosos, llenos de ilusión. Su idea inicial no era expandible, y de todos los casos detallados en este artículo era el que se proyectaba como menos rentable, pero su espíritu creativo es tan grande como el vuelco que tomó el negocio.
Su centro de diversión estaba instalado en el local de su papá, una tienda de repuestos para autos. Caine tenía su política de precios definida, cobraría $1 dólar por brindar 4 oportunidades en cada juego y $2 por un “Fun pass” que otorgaba la posibilidad de 500 oportunidades. El problema era que tenía casi todo, menos clientes.
Un día, Nirvan Mullick fue a comprar un repuesto para su auto y se sintió atraído por las maquinitas de Caine y adquirió el primer Fun Pass. Luego decidió que todo ese entusiasmo de un niño debía ser recompensado y le solicitó permiso al padre del chico para armar un video y subirlo a internet para convocar a personas a divertirse en el centro de juegos.
Así fue como un día Caine llegó a su negocio y una cola de clientes estaban esperándolo en la puerta del local de su padre.
El caso de Caine conmovió a tantas personas que comenzó a hacerse popular en distintos canales de televisión e internet y logró recaudar más de $120.000 dólares que serán destinados para su educación.
Este es un resumen de esta historia, en español:
El video “Caine’s Arcade” en Youtube lleva más de 3.800.000 reproducciones.
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Maddie Bradshaw, Brandon Whale, Henry Patterson, Ana Tselevich y Caine Monroy, nos recuerdan cuan valiosas son las ideas de los niños. Todas fueron creativas, disparatadas y entusiasmados llevaron adelante su proyecto porque hacerlo era toda una aventura. Es por eso que sus emprendimientos comenzaron y continuaron de manera natural y espontánea.
Nos recuerdan la capacidad creativa que todos llevamos dentro, pero que muchas veces cuando nos convertimos en adultos comenzamos a perder, nos ponemos excusas, nos llenamos de temores como “no tengo dinero para hacerlo”, “¿y si no me lo compra nadie?”, “no tengo tiempo”, “qué pensará la gente”, “soy demasiado grande para comenzar un negocio”, etc.
En una de las entrevistas hechas a Maddie Bradshaw comenta cuál cree que fue el secreto de su éxito:
“Pienso que tuvimos éxito porque estaba más concentrada en divertirme
y menos preocupada por fallar”.
Estos niños fueron decididos porque no tenían prejuicios rondando en sus cabezas, no estaban pensando en si harían el ridículo por ejemplo. Los adultos en cambio, muchas veces suelen limitar su potencial creador y pierden de vista que la creatividad implica deseos de explorar, capacidad de asombro, decisión y fundamentalmente diversión.
“Un adulto creativo es un niño que ha sobrevivido”
(Autor desconocido)
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Te dejo un cordial saludo,
Martín Omar
Me encantaron todas las historias, es gratificante saber que aún hay padres que apoyan a sus hijos aunque al principio sus ideas parezcan mera diversión, quedó demostrado que pueden lograr ganar dinero, satisfacer una necesidad y divertirse al mismo tiempo.
Gran articulo necesitamos ser mas imaginativos y descubrir los sueños que teníamos de niños
Gracias OMAR
Como decia el libro de padre rico,padre pobre. A mucha agente le da pena pensar como niño, por eso yo sueño y pienso como niño
estas historias son muy motivadoras, nos dicen k hay mucho k aprender de los niños, hay k dejar los prejuicios, los miedos, el pensar k van a decir o vamos hacer el ridiculo. Muchas gracias por compartir estas maravillosas historias k inspiran para enprender algo sin ningun preguicio
impresionante, definitivamente este vídeo me ha dejado impactado, quisiera volver a ser niño y no tener todos estos prejuicios absurdos impregnados en el inconsciente que día a día vamos adquiriendo queramos o no cuando somo niños y adolescentes.
esa sonrisa sincera y esa mirada llena de ternura de caine monroy, díganme, quien se va a negar a comprarle? creo que nadies. gracias martín por este articulo que me a llegado al alma. y esa frase de UN ADULTO CREATIVO, ES UN NIÑO QUE HA SOBREVIVIDO muy buena.
Es un comentario inspirador. Lo importante es conectarnos con nuestro espíritu, de ahí reviste la enseñanza de estos niños que a temprana edad ya se han conectado con esa fuente de poder. Todo está dentro de nosotros y no fuera de nosotros.
Soy psicólogo de profesión. Mi sueño es ser libre económicamente, estoy escribiendo novelas y cuentos, con dos, registradas en derecho de autor en Colombia y dicto conferencias o seminarios de Servicio de Atención del Cliente. Pero la meta mía es la propiedad de finca raíz.
Estas inspiraciones me abren otras fuentes de aprendizaje.
Que tal Martin, un saludo desde México, al leer estas historias me llenan de recuerdos, cuando somos niños lo mas importante es divertirte y lo demás queda en segundo plano, ahora de grandes siempre pensamos primero en las consecuencias y dejamos a un lado la diversión, jejejej, creo que nos alejamos de nuestra esencia como personas……Debemos regresar a ser niños y con ello regresara la creatividad o algún lector dejaba de divertirse de infante solo por el hecho de no llevar plata en los bolsillos??? Saludos.
Hola Ivan, creo que la esencia que tenemos cuando somos niños no hay que perderla nunca, de hecho, para montar un negocio se requiere de muchas habilidades que los niños las tienen incorporadas sin ir a ninguna escuela de negocio: simpleza, ilusión, pasión, genialidad.
Saludos.
Martín Omar.
Las personas que tienen visión desde niño, y pueden desarrollarla, serán grandes lideres. y grandes comerciantes.