Una las razones por las me atrapó la historia de Kiyosaki con su Padre Rico, pienso que es porque también tuve la posibilidad de tener un Padre Rico. Me siento muy identificado con Padre Rico Padre Pobre porque al igual que Robert, mi Padre Rico no es mi papá biológico, se podría decir que es como mi papá de los negocios.
En este artículo voy a contar, un momento crucial en su vida, como él mismo me lo dijo: “El año que menos trabajé y más dinero hice”.
Por el momento no voy a mencionar el nombre de mi Padre Rico porque me gustaría solicitar primero su autorización. Quizás en algún momento le haga una entrevista pero por el momento voy ser prudente cuidando su identidad.
Sin tiempo para hacer negocios
A diferencia del Padre Rico de Kiyosaki, el mío sí llegó a tener un título, recibiéndose de arquitecto. Aunque en un momento de su vida, estuvo decidido a abandonar sus estudios.
Durante 10 meses consecutivos, no se presentó en la Universidad y si llegaba a los 12 meses sin asistir a ninguna materia, en esa época perdía su condición de alumno. Un amigo le insistió para estudiar juntos una materia y aunque no estaba del todo convencido, aceptó. Como logró rendir esa materia, decidió no abandonar, pero quiso intentar algo osado.
Pensando, sacó la conclusión de que estudiar y trabajar le había quitado las ganas de hacer las dos cosas, por lo tanto, decidió retomar el estudio, pero de una manera extrema, dedicándose de lleno. Durante un año se “encerró” a estudiar para rendir sus últimas 12 materias, algo bastante difícil de hacer en una carrera como la de arquitectura. Durante ese año asistió a todas las clases y lo único que veía eran libros.
Aunque venía muy bien en su rally de rendir muchas materias, una parte de él no estaba conforme porque tanto estudio no le dejaba tiempo para generar un ingreso de dinero.
Comenzó a pensar… ¿cómo puedo hacer para seguir estudiando y generar un ingreso?
No se le ocurrieron muchas ideas y para peor, su contexto era bastante acotado:
Universidad, casa, libros y nada de tiempo libre.
Un día como tantos, se encontraba copiando al final de una clase los problemas y enunciados del pizarrón. Todos los alumnos hacían lo mismo al mismo tiempo, era una multitud desesperada por copiar todo rápido para poder irse. Se agolpaban intentando hacer todo lo más veloz posible. Mi Padre Rico dio un paso atrás, contempló toda la escena y los puntos se unieron en su cabeza… pensó: “todos hacen lo mismo”.
“Cuando muchos hacen lo mismo, existe una posibilidad de negocio.” Martín Omar.
El comienzo de la creación de un activo.
Al otro día, se puso desde temprano a pegar carteles por todos los rincones de la Universidad, en los pizarrones, en las paredes, hasta en los baños:
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“NO COPIE MÁS.
Retire mañana, la clase completa del día de hoy pasada a texto.
Materia: Estructuras, valor $20.
(Las copias se retiran al lado de la biblioteca)”.
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Comenzó a transcribir no solo lo que el profesor escribía en los pizarrones, sino también todos los conceptos que se manejaban en clase.
Todo el tiempo que realizaba las copias pensaba “¿no estaré trabajando en vano, alguien lo comprará?”. Pero no se detuvo, después de todo, estaba a pocas horas de ver los resultados.
Casi sin dormir, terminó la primera tanda de copias y tal como prometió, estuvo parado desde temprano al lado de la puerta de la biblioteca. El emprendedor que había en él, estaba ahí, solo, con unas 100 transcripciones de la clase del día anterior y no tenía a la vista a ningún posible cliente.
En las primeras tres horas había vendido 3 copias. Su tiempo valía oro, no podía desperdiciar ni un segundo, “debería estar estudiando” pensaba. Siguió vendiendo algunos más, pero el negocio no iba como lo esperaba.
Hasta que en un momento comenzó a darse cuenta de que una persona llegó recomendada por otra que le había comprado hacía unos minutos. Luego otro, y otro, y por medio de esa publicidad gratuita del boca a boca, logró vender todas las copias, y lo más importante, se había corrido la voz de que había una persona al lado de la biblioteca vendiendo las transcripciones prolijas del día de ayer, a un precio muy accesible.
“El primer día vendí las 100 copias y me encargaron algunas más.”
Súper motivado, siguió transcribiendo clases y utilizando el mismo método, que le permitía ganar dinero y a la vez estudiar, aunque se daba cuenta que por otro lado, su nuevo negocio le exigía una importante carga de tiempo y otra vez estaba dividido entre el trabajo y el estudio.
Aprendiendo a delegar
Comenzó a reflexionar, le iba bien con las ventas, pero necesitaba apalancar su tiempo.
“Estoy trabajando mucho, aunque gane menos, tengo que conseguir trabajar menos para poder seguir estudiando”.
Al finalizar una clase, estaba copiando los textos del pizarrón mientras un compañero hacía lo mismo, entonces se le ocurrió hacerle una propuesta:
– Si me das el texto que estás copiando, te pago $30 y además, mañana te entrego el texto pasado a limpio y encuadernado.
– Trato hecho. (Dijo su compañero)
Y así comenzó a hacer arreglos con distintos alumnos de distintas materias. Su carga de trabajo se había reducido, pero aún seguía pensando “estoy trabajando mucho”. Necesitaba conseguir más personas que lo reemplazaran en cada una de sus tareas. Por lo tanto, se puso en campaña para conseguir una persona de la Universidad que pasara a máquina los originales y otra persona más que se encargara luego de hacer las copias de esos originales. A cada uno, le pagaría por trabajo terminado.
Tenía casi todo el circuito cerrado, solo le faltaba alguien que le vendiera a los alumnos las transcripciones, y no había lugar más indicado para esto que la propia librería de la Universidad. Llegó a un arreglo con la librería, le daría $5 por cada venta, además les llevaba posibles clientes hasta su negocio. La librería aceptó y mi Padre Rico subió el precio del producto de $20 a $25 para cubrir los costos de su nuevo distribuidor.
“Ese año cambió todo para mí. No había ganado tanto dinero hasta ese momento y lo más increíble era que prácticamente no estaba haciendo nada. Pero lo crucial fue que había ganado un cambio de perspectiva.”
Luego esa visión de negocios, la llevó a un nivel superior, montando una gran empresa, pero ese relato es para otro artículo.
Si crees que esta historia puede ampliar el contexto de otras personas, compártela en las redes sociales y deja tu comentario.
Te dejo mis saludos,
Martín Omar
APRECIO EN MUCHO LOS ARTÍCULOS COMPARTIDOS, SALUDOS
Tener una guía, te da mejores perspectivas de crecimiento, gracias por los conceptos me ayudaran mucho, tu seguro servidor.
Me parecen estupendas estas historias cuanto deseo poder llegar a esa idea de negocios que tanto he esperado pero pasan los anos y aun sigo en las mismas no se que hacer, al principio quería realizar negocios con la finca raíz pero aun tengo 18 anos y no tengo dinero ni para comprar mi propia casa, la mayoría de ocasiones que pienso un negocio nunca me sale ya que para esto tengo que hacer una inversión y no tengo nada, te agradecería si me puedes orientar ya que estoy desesperada quiero empezar a creear mi empresa o negocio desde ya . gracias
Katerine, decir que no podés hacer un negocio porque no tenés dinero, es como decir que no podés pensar porque no tenés un diploma de filosofía.
Me gustaría que te olvidaras por un tiempo del dinero, quisiera que pensaras de esta manera: «si tuviera el dinero, ¿qué buen negocio haría?», o sino al revés, cuando ves una oportunidad pensá: «Esta oportunidad, ¿sería rentable si contara con dinero?». Si es así, cualquier amigo o pariente va a querer poner el dinero a cambio de una ganancia.
El problema nunca es el dinero, el problema es el negocio y la ganancia. Los inversores están todo el tiempo en busca de buenos negocios porque tienen el dinero, pero les falta la otra pata clave del asunto: la idea y el desarrollo de la idea, porque la idea sola no vale nada. Si tenés una de las dos patas, el dinero o la idea + la capacidad para desarrollarla, alguien estará dispuesto a darte el dinero, seguro.
No te quedes con ese limitante del dinero.
Quiero que estudies este video, no te digo que lo veas, fijate en este detalle, sino que LO ESTUDIES, hay una gran diferencia, este artículo lo van a ver muchos, pero pocos lo van a estudiar. Con testimonios como estos, son con los que más aprendemos. Luego de estudiarlo, quiero que pienses de qué forma podés hacer lo mismo a menor escala quizás, para empezar y ganar confianza: La historia del primer negocio grande que hice en mi vida.
Saludos,
Martín Omar
hola, me gusto mucho la experiencia,
soy peluquera canina sin haber hecho ningun curso solo de observar pero no tengo mi negocio propio, me gustaria y medito sobre como hacerlo se me complica por que soy cabeza de familia.
ya te voy a estar escribiendo no solo que tengo una peluqueria sino que tengo empleados que hagan el trabajo por mi
Muy buena historia, al leerlo me obliga a detenerme a pensar que «hay muchísimas oportunidades de generar dinero esperando por nosotros, pero tantas veces pasamos por los días tan deprisa que no nos da tiempo de identificarlas», justamente de allí nace la importancia de detenernos muchas veces a reflexionar y a observar lo que ocurre a nuestro alrededor.
Saludos
Hola, super historia, creo que a todos nos gustaria saber cual fue la empresa que creo despues tu padre rico!!!!
GRACIAS!
Yo no tengo problemas en decirlo, solo es cuestión de preguntarle, de hecho me gustaría hacerle una entrevista completa si se presta.
Yo he hecho algo de dinero, de manera similar, pero no lo lleve a su maximo potencial… ya desde joven empece en el colegio y posteriormente en la universad, lo hacia con resumenes de estudio para examenes, que de igual manera los hacia para mi…
Se me ocurrio hacer lo mismo en otras clases y carreras, pero primero me preocupaba el tiempo que invertiria y por los gastos adicionales de pagarle a jovenes de otras carreras ( Miedo a tercerizar o peor el clasico » que me roben la idea»)
Gracias por compartir la historia
Saludos
Walter, eso me dice que tienes incorporado el emprender, te nace. ¿Qué tal proponerte para estos próximos 12 meses llevar esa misma idea u otra a un nivel superior? Te dejo la pregunta para que lo converses con vos mismo.
Saludos,
Martín Omar
Muy buena frace Martin. Mi papa’ vendia coches dentro de la VW a sus compañeros de trabajo, cohes que remataba la empresa despues de haberlos alquilado. La oportunidad esta en tu entorno y hay que desarrollar la inteligencia financiera. Solo que si hay distracciones ya valio todo un pepino,saludos
Guillermo, ese negocio que menciona que hacía tu papá, lo hacen varias personas, en distintas empresas. Es una buena forma de generar buen dinero.
Lo irónico es que muchos se pasan la vida buscando una idea de negocios, y otros tienen esas oportunidades que les da la misma empresa en donde trabajan y por no tomarse el trabajo de ubicar compradores, o alguien interesado, las dejan pasar.
Me educan muchisimo tus artículos. Gracias por instruirnos.
Increible post… gracias martin me diste una solucion a un problema de tiempo que tenia gracias… gracias.
He estado leyendo a diario tus artículos y la verdad que cada uno de ellos trae consigo una nueva reflexión que nos permite cambiar la visión del contexto de vida, de los negocios, del camino a la independencia financiera. Gracias por cultivarnos cada día con las lecciones. Cumpliendo con otro mas de los deseos de Robert Kiyosaki ayudar a los demás también a cambiar su forma de pensar. Tal cual como uno de los dichos que me enseño un primo y que es la realidad total de todo es «Hasta donde llegue tu visión hasta allí llegaran tus sueños».