¿ES MEJOR UN PLAN DE NEGOCIOS MALO A NO TENER NINGUNO?

El plan de negocios im - perfecto.

Esta anécdota que estás a punto de leer, te hará reflexionar sobre el impacto que tiene elaborar y ejecutar un plan (de vida, financiero o de negocios). Cuando leí esta historia por primera vez, me sacó una sonrisa y me hizo pensar en cuántas personas llegan a obtener  éxito en un negocio de una manera “casi casual”. 

Esta es una historia real que aparece en un relato de Karl Weich, estadounidense,  profesor universitario, licenciado en psicología organizacional.

En su exposición, Karl cuenta que mientras un grupo de soldados se encontraba realizando tareas de rutina, se desató una tormenta de nieve que hacía casi imposible la visión, lo cual hizo que se extraviaran.

Pasado el tiempo, comenzaron a notar la ausencia de estas personas y se comenzó a pensar un plan para iniciar una tarea de rescate.  Mientras planeaban las estrategias de salvamento los soldados lograron volver por sus propios medios.

Cuando se les preguntó cómo habían hecho para encontrar la ruta de regreso, uno de ellos explicó que se habían guiado por un mapa que de casualidad habían encontrado. Lo que estos soldados no se habían dado cuenta nunca, es que ese mapa no era de esas montañas.

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Al leer esta historia por primera vez, no terminé de comprender cómo fue que tardaron tanto en iniciar la búsqueda, pero estimé que tratándose de actividades militares, habrían solicitado ciertos permisos y quizás hasta ubicaron a guías de montaña y todo lo necesario para elaborar un buen plan de rescate. Pensé que habrían sucedido cosas como estas porque seguramente existía una razón lógica para la demora.

Aun así, lo que más gracia me causa es que en esta historia real, el plan más elaborado (el de rescate) no se pudo ejecutar justamente por la demora, en cambio, el plan equivocado (el de seguir un mapa erróneo) tuvo un final exitoso, sin ser ideal. Esto tiene una gran similitud con circunstancias que viven los emprendedores (muy comunes por cierto).

Existen muchas historias en las que personas muy “equivocadas”, se lanzan igual a seguir un plan que quizás no tiene mucho sentido, pero en el camino  encuentran el rumbo. Así también está la cara opuesta de un excelente proyecto que se duerme en el olvido porque no fue concretado, o peor aún, un proyecto que por demorarlo tanto, ya no es efectivo en el momento de su lanzamiento.

Con esto no quiero decir que no hay que seguir un plan, por el contrario, creo que sí hay que seguir un plan, en la vida, en las finanzas y en los negocios, pero creo que la velocidad de ejecución es muy importante, de hecho los plazos y las fechas deberían figurar en el plan.

Lo que deseo destacar en este artículo, voy a resumirlo en estas frases:

 “El abejorro es demasiado pesado, ancho y largo para volar con alas tan pequeñas. Las fórmulas aerodinámicas, no pueden explicar este fenómeno, por lo tanto, para la ciencia es un hecho imposible. Sin embargo, el abejorro no sabe todas esas proporciones y datos científicos pero vuela.” (Anónimo)

“Todos tenemos dudas. «No soy inteligente». «No soy lo suficientemente bueno». «Tal y cual son mejores que yo». O a menudo nuestras dudas nos paralizan. Jugamos el juego de «¿Y si…?» «¿Y si la economía colapsa después de que yo invierta?». O, «¿Y si pierdo el control y no puedo devolver el dinero?» «¿Y si las cosas no se desarrollan como las planeé?». O tenemos amigos o seres queridos que nos recordarán nuestros defectos sin importar lo que estemos preguntando. Generalmente dicen, «¿Qué te hace pensar que puedes hacer eso?». O, «si es una idea tan genial, ¿cómo es que no se le ocurrió a alguien más?». O, «eso nunca funcionará. No sabes de qué estás hablando». Estas palabras de duda a menudo se hacen tan fuertes que nos impiden actuar. Se genera un sentimiento horrible en nuestro estómago. A veces no podemos dormir. No avanzamos. Y así nos quedamos con lo que es seguro, y las oportunidades nos pasan de largo.” (Robert Kiyosaki)

“No tienes que ser excelente para empezar, pero tienes que empezar para ser excelente.” (Anónimo)

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Saludos,
Martín Omar