Soy de los que creen que las oportunidades hay que salir a buscarlas porque la posibilidad de que alguien golpee la puerta de tu casa para ofrecerte “el gran negocio”, es bastante remota. Por esta razón, la historia de Carlos es realmente sorprendente. La oportunidad no “golpeó a su puerta”, pero… lo llamó por teléfono.
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